Puig de Castellet es un recinto fortificado ibérico, situado en una cima, que domina el mar y, a la par, se podian controlar otros poblados ibéricos cercanos. La planta, de forma pentagonal, se encuentra limitada por murallas y se distribuye alrededor de un espacio central de uso público.
Aunque encontramos noticias desde 1943, este yacimiento no comenzó a ser excavado hasta el año 1968. Después de unos años de trabajos esporádicos, el Centro de Investigaciones Arqueológicas de Girona, en colaboración del Ayuntamiento de Lloret de Mar, emprendió su excavación sistemática entre los años 1975 y 1986.
Las campañas de excavación y el estudio de los materiales han permitido saber que el recinto tuvo una vida aproximada de unos cincuenta años durante el siglo III a.C., fundamentalmente a lo largo de su segunda mitad. Es el momento en que Roma y Cartago luchan por el control del Mediterráneo occidental en las llamadas Guerras Púnicas. Puig de Castellet fue construido seguramente entre la primera y segunda de estas guerras, hacia el 250 a.C., y fue definitivamente abandonado poco después del final de la segunda, en torno al año 200 a.C. Durante estos tiempos difíciles debió ser un punto de vigilancia sobre el mar para facilitar la defensa de los otros asentamientos próximos, especialmente del gran poblado de Montbarbat, situado a unos 6,5 Km. hacia el interior.
La construcción del recinto, llevada a cabo poco a poco a lo largo de los años, denota un conocimiento profundo del entorno por parte de los ocupantes y una planificación tan esmerada que permite aprovechar al máximo los recursos, las condiciones ambientales y las limitaciones de un espacio tan reducido que no supera los 650 m2.
Es por ello que la función de este poblado era la de vigilancia y control del territorio y lo habitaba posiblemente un grupo de guerreros y sus familias. El recinto tiene una forma entre rectangular y pentagonal, con 30 metros de longitud máxima. Está rodeado de una muralla, que no lo rodea totalmente. En su interior hay 11 espacios rectangulares, con una, dos o tres habitaciones cada uno. Cada casa tiene una zona de vivienda y una zona de trabajo. Estos espacios están en su mayoría adosados a la muralla, para aprovechar al máximo la superficie disponible y las condiciones más favorables de iluminación y calefacción solares. Puig de Castellet es un poblado que está totalmente excavado, lo cual permite disponer de una información exhaustiva de cómo era la vida de sus pobladores y cuáles eran sus funciones.
En la plaza central se han localizado diversos equipamientos, entre los que destacan las fosas excavadas en la roca, que se utilizaban para recoger el agua de lluvia o para filtrar el agua que brotaba, de forma natural, del nivel freático. También había fosas para almacenar desperdicios y para la recogida de aguas residuales. Entre los equipamientos destacan también los hornos, utilizados para la cocción de pan, de la alfarería o los adobes que utilizaban para la construcción de las casas.